AL MAL TIEMPO... NUEVA CARA

Se acabó el verano y su bronceado caribeño. Pero no podemos dejar que un invierno más en las fotos familiares, navideñas y otros momentos mágicos aparezcamos con una tez pálida y fantasmal. ¿Por qué las modelos y actrices salen estupendas en cualquier foto cualquier época del año? No es porque todas vivan en Los Ángeles, ya que te aseguro que ninguna de ellas toma el sol, sino que es porque se maquillan. A diario, sin excepción.

No debes usar los mismos tonos que en verano porque es una horterada ver a una mujer con unos polvos muy oscuros en pleno enero… debes aclarar la base y subir el tono del rubor, resalta bien los pómulos de la siguiente forma: sonríe y entonces en la parte que sobresale (pómulos) aplicas la brocha con abundante colorete del tono que más te vaya: rosa coral o tierra para las frías y rosa frío para las cálidas. Claro que, como siempre digo, al comprártelo debes probarlo, así seguro que no te equivocas. 

Lo ideal para saber cómo maquillarte a diario de forma rápida y correcta es conocer tu tipo de color. La teoría del color ha sido muy discutida (por mí misma la primera) porque las teorías eso son, teorías, y la vida es cuestión de experiencia. Así que yo te recomiendo que pruebes los colores de la paleta tanto en ropa como en maquillajes, será la mejor forma de ver qué color es el que más te favorece. 

Recuerdo la primera vez que me hablaron de la teoría del color (ya había leído en muchos libros y nunca la había tenido realmente clara) y allí, en la Parsons de París nos intentaban demostrar la infalibilidad de dicha teoría. Ya en casa, tras un par de horas releyendo los apuntes atentamente, resultaba que mi color ideal era el morado en todas sus tonalidades. Pero la realidad es que el morado no me gusta y además para llegar a esa conclusión estuve casi una hora haciendo cábalas… y la vida es mucho más sencilla que todas estas teorías (que si quieres conocer podrías aprender en uno de los cursos de maquillaje que impartimos). 

Desde entonces comprendí que lo más fácil es lo siguiente (también una teoría dada por la profesora de la Parsons): elige varios pañuelos grandes: amarillo y azul son los más clarificadores. No me vale un rojo porque no tiene nada que ver un ciruela con un coral, uno tiene subtono frío y el otro cálido. Pon el pañuelo alrededor de tu cuello como un babero de barbero y mira cuál de ellos es el que más te favorece. Si es el amarillo es que te van los tonos cálidos: amarillo, naranja, rojo coral, caldero, y por el contrario si te favorece más el azul es que te van más los colores fríos como el violeta, azul, añil, etc. 

Eres luminosa o apagada si tu piel y pelo desprenden luz o absorben luz. Es muy sencillo, sabes esas personas que piensas que deberían usar una mascarilla más potente porque el pelo lo tienen mate, su piel es como gris… son apagadas, no luminosas. No pasa nada, cada uno es como es. Estas personas deberán usar iluminador en zonas específicas y tonos vivos para compensar. 

Pero no te preocupes porque si te encanta un color y no te favorece, es tan fácil como meter otro que si lo haga entre la prenda y la cara. Imagínate por un momento que me quiero poner un vestido camel o morado que son dos colores que me quedan fatal… pues es tan sencillo como meter un foulard blanco o rosa entre la prenda y la cara y ya cortas el efecto del color sobre la piel. 

Y para resaltar tus cualidades más bonitas como un color verde o azul de ojos, debes procurar utilizar los colores opuestos en la tabla. Así, para unos ojos verdes, usa un tono rosado que los harán destacar más; para ojos azules, usa sombras marrones en cualquiera de sus tonalidades. Si los tienes marrones, disfruta de la libertad que te ofrecen e innova, utiliza verdes, ocres, dorados, platas… ¡lo que quieras!