¡BIENVENIDO EL OTOÑO!

El verano toca a su fin. Nos enfrentamos a una nueva temporada que en su versión más optimista se nos presenta rebosante de feminidad con siluetas libres y confortables y tejidos que con sus brillos y su ductilidad traen sofisticación a la calle. Es el momento de planificar los cambios de armario, de apurar con previsión las últimas rebajas y de comprobar lo que había de verdad en este amasijo de colores y tendencias que nos adelantaban los últimos días de verano.

Sin ceder un ápice en su persistente costumbre, la moda nos trasmite ramalazos de décadas anterior. Esta vez los años 80 dejan sitio para otros que reflejan el principio del 2000. Sigue el furor de la amplitud de las faldas, cinturas ajustadas y en su sitio y se consolida una mayor volumen en los hombros iniciada ya en temporadas anteriores. 

El colorido es lo que da un mayor margen a la imaginación y a la variedad pero la gran novedad es el triunfo del color rosa que viene empujando con sus distintas tonalidades desde el rosa shocking al rosa bebé, al fucsia, al neón o al magenta. Había cerrado ya el cupo de novedades el color verde que este verano puso sus ojos en los distinto tonos de la naturaleza pero el próximo otoño nos ha deparado la sorpresa promocionando un tono dulce y poco acostumbrado a los rigores del invierno. 

Se achaca la responsabilidad de este “desafuero” a Valentino que lo convirtió en el protagonista absoluto de las brumas invernales dejando en un segundo plano su popular color rojo, pero que con la libertad absoluta de que gozan hoy las combinaciones de colores ha solventado la papeleta uniéndolos en algunas creaciones sin problemas. 

El negro, al que se le daban grandes expectativas, conserva su puesto inamovible y privilegiado pero no con la fuerza esperada y que ha tenido incluso en pleno periodo veraniego. Cada diseñador ha procurado iluminar el invierno con sus tonos favoritos y evitarle pensamientos pesimistas: rojo, naranja, amarillo y azul Klein… y con la dulzura del blanco que Dior ha presentado en un formato romántico y artesanal de trajes largos que triunfará sin duda. 

Otros dos materiales que se han puesto en primera línea son el cuero y el punto. Ambos han dejado su aire un poco serio y se han dejado conquistar por los colores vivos que han llevado incluso al estilo sastre. En su versión más cotidiana, el punto se hace indispensable para este próximo invierno en el jersey de cuello alto y nos brinda además la posibilidad de ir a la última de la cabeza a los pies con unos modelos de botas superlarguisimas y pasamontañas a los que se augura un gran éxito.