UN RECUERDO A MANUEL PERTEGAZ
ENTREVISTA, Septiembre 2014Manuel Pertegaz
Abrigo
La noticia ha conmocionado al mundo de la moda. Ha fallecido Manuel Pertegaz a los 96 años en su casa de Barcelona. Su nombre figuró en un primerísimo plano entre la época de oro de la Alta Costura española. Su carrera y su trabajo se vieron repletos de premios y de reconocimientos pero su obra más espectacular, el broche de oro de su carrera, fue la creación del traje de novia de la princesa Letizia. En este mismo año Madrid le ofreció una gran exposición con lo más representativo de su obra. Como homenaje al gran maestro publicamos en Asmoda una entrevista realizada en su época brillante en uno de sus lugares favoritos: la masía de San Jaime en Pineda de Mar.
Mi encuentro personal con Manuel Pertegaz me dio la verdadera dimensión de su talante sencillo, envuelto por una concepción de la vida amplia y grandiosa. Físicamente ha sido siempre un hombre “sin edad”, de pequeña estatura, nervioso, activo, de ojos inquietos y ademanes expresivos. Una de las cosas que destacaban al momento es el cariño enorme que sentía por su profesión. Pertegaz necesitaba verse constantemente rodeado de una atmósfera de arte donde la creación auténtica frenara la vulgaridad de los caminos trillados.Su incursión en el mundo de la moda no fue fácil. Nació en Olbe (Teruel) entre dos aldeas remotas: los Pertegaces y los Ibáñez. Hace unos años su pueblo natal le recibió con arcos triunfales y grandes aclamaciones, pero a sus diez años Manolo Pertegaz no veía un futuro en aquella tierra que le vio nacer, a la que había que arrancar la riqueza de sus entrañas a golpes de azada de sol a sol, bajo la paz aplastante de un cielo que parecía caer de plano sobre su inquietudes artísticas.
Su familia se estableció en Barcelona y Manolo empezó a trabajar en un taller de joyería, pero aquello no le gustaba; el taller le parecía deprimente. Un día vio un anuncio en el periódico en el que se solicitaba un aprendiz de sastre. Este anuncio cambió su vida. Entró a trabajar en un taller de sastrería del Paseo de Gracia. Pronto comprendió que la costura era la suyo y cuando terminaba su jornada de trabajo cosía por su cuenta trajes para sus hermanas, para sus amigas.
Un día, una de las oficialas del taller le enseñó un corte de abrigo y le comentó que no sabía todavía quien se lo iba a hacer. “Yo te lo haré”, le contestó muy decidido. A los pocos días la oficiala entró con su abrigo puesto en la sastrería y nadie daba crédito a sus ojos. El abrigo era perfecto. A partir de ahí empezó su trayectoria como modisto.
-¿Como fue su primer trabajo como profesional de la moda?
-Nunca olvidaré el traje que le hice a aquella señora que fue mi primera clienta. Era un vestido de lana de angora marrón. Todavía lo estoy viendo. Le pedí cinco duros por las hechuras y me dio treinta y cinco pesetas. Yo estaba arrebatado. Fue entonces cuando pedí trabajo en la Casa Pedro Rodríguez y en Santa Eulalia, pero recibí una negativa… Entonces sólo cogían a chicas, de modo que no me quedó más remedio que hacerme a mi mismo…
A partir de ahí su vida profesional se vio marcada por la voluntad y por el esfuerzo. Logró abrir su propia casa, presentar su primera colección. ¡Con qué cariño recuerda aquellos primeros veinticinco modelos que presentó en su piso de la Diagonal, que fueron su primer gran éxito! Era cuando las fronteras españolas estaban cerradas y era difícil viajar a París para ver colecciones…
-¿Cuales fueron sus fuentes de inspiración?
-Yo creaba instintivamente lo que me gustaba. Tuve que imponerme un estilo y un sistema, crearme yo mismo las responsabilidades. Aquellas primeras colecciones fueron la mayor compensación a mis esfuerzos. Se llenaba la casa y el portal. Venían hasta cortadoras y oficialas de otras casas disfrazadas de señoras.
-¿Como empezó su triunfo a nivel internacional?
-Tuve la suerte de interesar al presidente de una gran cadena de boutiques y almacenes en USA. Era un hombre verdaderamente enamorado de la moda, con un gran poder adquisitivo. Este fue como “el flautista mágico”. Tras él vinieron otros. Salieron modelos míos en el “Vogue”, en el “Harper´s”. Más adelante fui a América con la Cooperativa de Alta Costura pero nunca he sido partidario de los desfiles colectivos.
-A Vd. ¿le gusta aislarse para trabajar?
-Sí, porque cuando me encierro me rodeo de un ambiente. Tomo conciencia del momento para eliminar el pasado, lo vulgar. Entonces mi estado de ánimo es de búsqueda, de una gran inquietud. He sido siempre consciente de la batalla en este corto plazo que es una colección. No soy metódico en el trabajo. Hay cosas de corazonada, de intuición. A mi siempre me ha interesado no seguir la corriente, he procurado siempre rebelarme, crear algo distinto a lo que hacían los demás, intentando huir para no caer en el uniforme de la moda.
-La figura del modisto se ha humanizado en estos últimos años, se ha hecho más asequible, más cercana. ¿A que cree Vd. que se debe esta evolución?
-Hace unos años se creaba un mito de la figura del modisto. Era un personaje condicionado por la curiosidad. Si su obra era brillante tenía que responder al nivel de su obra. Ahora está más humanizado. La moda se ha vuelto democrática y el creador ha seguido su ritmo.
-¿Cree que la moda es ante todo creación, que está muy conectada con el arte?
-Muchísimo. Con la escultura, con la pintura… El verdadero creador de moda tiene que sentir el arte. La gran Cocó Chanel, que decía de si misma que quería ser una simple costurera, estaba rodeada de arte por todos sus poros. La verdadera costura necesita de unas leyes estéticas, de un modo de vivir, de una sensibilidad.
-¿Cree que los valores internos de una persona se reflejan en su forma de vestir?
-Desde luego. La adaptación individual de la moda exterioriza la personalidad. Creo que el tiempo me ha convertido en un buen psicólogo. Sólo con hablar cinco minutos con una persona sé que tipo de traje va a escoger.
-¿Le molesta la popularidad?
-Me gusta ser conocido pero en algunos momentos la popularidad me aturde y me entran ganas de echar a correr.
-¿En que suele basar su inspiración?
-En mirar hacia el futuro. Mi inspiración sigue unas fases muy definidas. Son procesos, movimientos que se intuyen. Hubo una época en la que la excesiva elegancia resultaba ofensiva, después vino una época de extravagancia informal. La moda se ha vuelto más estable y cómoda pero refinada. El modisto debe inspirarse con tiempo en estos cambios.
-Sus modelos se han distinguido siempre por su gusto exquisito. ¿Le ha ayudado en su trabajo vivir rodeado de una atmósfera de belleza?
-He aprendido de la belleza algo práctico y utilísimo: sólo veo lo bello. Lo que no me gusta ya no lo veo. Es una estrategia que sirve para trabajar y para vivir.
Con uno de sus diseños
El vestido de novia de la reina
UN RECUERDO A MANUEL PERTEGAZ
Con modelos
Diseño actual
Modelos Alta Costura