MODA RÁPIDA Y BARATA: ¿EL FUTURO?
OPINIÓN, Mayo 2022Polo de Shein
Moda rápida
Cuando veíamos en las prendas que comprábamos en las boutiques y almacenes españoles las etiquetas de “made in China”, en Taiwan o en otro país oriental, nos alcanzaba un ligero temor de pensar: ¿qué pasaría si en muchos de estos lugares que fabrican con gran esfuerzo y bajos sueldos los diseños creados por occidente aprendieran a hacerlos ellos mismos y no necesitaran nuestro “arte” para producir miles de prendas desde su inicio hasta el fin?
Esta incógnita parece que ha ido por otros derroteros y estos lejanos países buscan su éxito y su futuro no en el arte y el diseño de franceses, españoles o italianos sino sobre todo en ofrecer precios superbaratos con un modelo de negocio desconcertante y hasta cierto punto con connotaciones éticas bastante dudosas, ya que no pagan aranceles, lo que ha obligado incluso a la UE a legislar para proteger al sector.
En estas últimas semanas la moda española ha estado llena de rumores y sorpresas con la inauguración de tiendas, como la megatienda de Zara y el anuncio de otras inauguraciones que en cierto modo se inspiran en algunas formas de los nuevos códigos, pero que a la vez miran con recelo estos negocios orientales que, incluso han progresado en tiempos de pandemia porque han abierto el cauce a nuevos sistemas de rapidez y baratura asombrosas.
Para entender un poco más directamente en qué realmente se basan estos planes a nivel del consumidor, es muy eficaz acudir a los datos de lo que en estos momentos no se considera una tendencia sino una verdadera revolución: la empresa Shein cuyas ventas únicamente por Internet superan con creces a las que iban en cabeza en nuestro país. Y ¿qué es exactamente Shein? Se trata de una empresa de origen chino dueña de una cadena de ropa “low cost” muy presente en las redes sociales, como Instagram y TikTok, que dobla su facturación cada año sin tiendas fijas ni tiendas temporales, que vende montañas de ropa a precios superbaratos y que ha extendido su negocio entre más de 220 países pero que curiosamente es casi desconocida en China donde tienen pocos contactos comerciales y en cambio venden a tope en Estados Unidos.
Blusa lunares
Fábrica china
Tienda china
MODA RÁPIDA Y BARATA: ¿EL FUTURO?
Sus métodos se basan en una mano de obra barata, la eliminación de pasos intermedios y que no dudan en sablear modelos de la competencia (una práctica que por cierto también se emplea en occidente). Además de ofrecer las últimas tendencias de moda, sus productos tienen menos de 3 meses de vida y cada semana añaden cientos y miles de nuevos modelos, cuando nos asombraba saber que Zara los renueva cada dos semanas. Para conseguir estas cifras sus 6.000 fábricas trabajan a todo ritmo unificando sus acciones a golpe de móvil. Últimamente han tenido que aparcar algunos planes con motivo de la guerra de Ucrania pero esto no afectará a su bien consolidada economía.
Los dueños y gestores cumbre de esta empresa tienen sobre sí un halo misterioso. Se conoce algo la identidad de su máximo dueño y director, Xu Yang, de 38 años, nacido en Estados Unidos que tiene un dominio extraordinario de los secretos del marketing el cual sin tiendas fijas, dominando el mercado con rebajas imbatibles y caldeando Instagram con millones de seguidores (su mejor medio de publicidad) ha conseguido unos resultados extraordinarios.
No sabemos si en España se intentarán también acciones más o menos audaces en este terreno pero los comentarios y las noticias van abriendo paso a algunas posibilidades que miran sobre todo a la moda femenina y también al mundo infantil. Se habla ya por ejemplo del Proyecto Won a cargo del expresidente de El Corte Inglés, Dimas Gimeno, que en principio no habla de temas como de cajas autocobradoras y probadores en reserva sino de fusionar en las dosis convenientes la venta física y la digital. También han sorprendido las declaraciones de Jonathan Anderson, director creativo de Loewe, que ha asistido en Barcelona a la reapertura de su tienda en el edificio histórico modernista de Lluis Domenech y Muntaner: “La gente no quiere vivir ni comprar lento”, y después se ha referido también a la apuesta que contempla la rapidez señalándola como “un cambio de paradigma excitante”.
Tienda Shein
¿Cómo encajarán estas nuevas formas de rapidez y multiplicación en la historia de la moda? En ella hemos conocido la personalización de la moda y la valoración de los artistas del mundo del traje y también su democratización a cargo del prêt-à-porter pero un quiebro tan rápido y agudo como éste no parce tener un fácil encaje. De momento tomando como paradigma al gigante chino Shein y las empresas afines, se vislumbra a nivel internacional que varias empresas se preparan para actuar en este mismo sentido, y podemos ya analizar algunos detalles que nos descubran sus posiciones cara al futuro.
A primera vista descubrimos en Shein una logística ágil y una agresiva política en redes sociales (que intentarán copiar otras empresas) que reúne a más de 250 millones de seguidores, y deducimos que esta moda ultrarrápida tiene poco que ver con la democratización de la moda y mucho con las ganancias y riquezas de los poderosos que intentarán dominar el mercado con rebajas increíbles y cada vez invertir más dinero en nuevas campañas.
Algunos consumidores han criticado sin embargo algunos de las claves del exitoso sistema como la mala calidad de las telas, el coste ecológico -ya que la moda es altamente contaminante- y Shein por ejemplo confecciona en ocasiones con algún derivado del petróleo como el poliéster. Se critica también su empleo de mano de obra barata, que exigiría una mayor protección social y una retribución más equilibrada y el perjuicio que supone el sistema para los jóvenes diseñadores que intentan abrirse paso y que han dedicado muchas horas a crear un modelo original con detalles copiados y reproducidos en miles de prendas que solo unos pequeños cambios de línea o de colorido los exime del estigma de la copia.
Existe también entre los profesionales la opinión prácticamente unánime de que este tipo de moda solo podrá tener un triunfo verdadero si hace alias con criterios tan valorados como la sostenibilidad y el medio ambiente. A los consumidores nos toca el papel de ser conscientes de lo que compramos y donde lo compramos con la idea clara de que no es malo comprar ropa proveniente de países muy pobres, siempre que sepamos cuales son los compromisos sociales que hay detrás de estas ventas, y exigir una información básica a la hora de comprar con las etiquetas adecuadas.
Se nos pide ser cuidadosos con el planeta y también crear un ambiente en los sectores relacionados con la moda de que se mejoren las condiciones de vida y de trabajo de estas personas sin recursos. Todos recordamos todavía de forma muy viva la tragedia de Bangladesh en el derrumbe de un edificio con sus malas condiciones laborales que significó la muerte de más de mil personas y de más de 2.000 heridos, una tragedia que no puede volver a repetirse, por eso al éxito de la moda rápida y barata tenemos que añadir una nueva condición: y….¡¡solidaria!!