¡PASO A LAS NUEVAS MODELOS!
OPINIÓN, Noviembre 2015Carmen dell Orefice
Charles Worth
Han terminado ya las Semanas de la Moda en New York, Milán París… y en otras ciudades enroladas en el fascinante “mundo fashion”. Junto a algunas colecciones lujosas han primado esta vez líneas y estilos más comerciales. El sentido práctico ha prevalecido sobre el riesgo creativo. Y lo mejor es que esta deriva hacia la “normalidad” repercute en las modelos que desfilan en las pasarelas. Varios diseñadores han preferido contratar a profesionales con siluetas alejadas de los estereotipos de la talla 36 o de una belleza codificada y exclusiva que incita al rechazo.
Hay un nombre que ha sido determinante en el desarrollo de la moda. Charles Frederick Worth que llegó a París en 1858 con solo 20 años. Considerado el padre de la Alta Costura, que tenía entre sus clientas a las Emperatrices Sissi y Eugenia de Montijo, no fue una celebridad por sus líneas rompedoras sino porque descubrió la forma más idónea para estructurar la moda y presentar los vestidos y conjuntos sobre maniquíes vivientes.
A partir de ahí las modelos –maniquíes es el nombre más correcto- tuvieron un papel decisivo y las pasarelas se convirtieron en la gran plataforma de trasmisión y de información de la moda. Estos primeros pases fueron evolucionando. Paco Rabanne fue el primero que introdujo la música en los desfiles que se convirtieron, años más tarde, en “puestas en escena” que intentan transmitir con espectacularidad los rápidos mensajes de la moda.
Fue en los años 80 cuando apareció el fenómeno de las top models, las “reinas “ de la pasarela, modelos con contratos millonarios que alcanzaron una popularidad más importante que muchas grandes estrellas de cine. Han pasado a la historia de la moda nombres como Cindy Crawford, Claudia Schiffer, Miranda Kerr, Linda Evangelista, etc.
Cindy Crawford
Linda Evangelista
Madeleine Stuart
¡PASO A LAS NUEVAS MODELOS!
Desde entonces han tenido algunos competidores importantes como es el “street style” porque muchos consumidores pusieron su mirada en los looks que se veían en la calle y que los fotógrafos de moda inmortalizaban con más afán que los desfiles. El éxito de esta moda, que inventaron los japoneses, surgió porque los modistos presentaban en sus colecciones modelos más para lucirse y para llamar la atención que para vestir a la mujer “normal”. “¿Quién se puede poner esto?” era una queja muy escuchada entre las clientes.
Ahora las cosas están cambiando. El instinto comercial de algunos diseñadores han marcado la pauta de una moda comercial que intenta, junto a las exhibiciones del lujo que siguen prevaleciendo, vestir a toda clase de mujeres y no solamente a aquellas que estaban dispuestas a seguir sus exigentes cánones de belleza y de tallas, algo que llevó a acusar a la moda de ser una de las principales causas del incremento de la anorexia entre la gente joven.
Muchos diseñadores buscan para sus colecciones modelos en las que puedan identificarse todo tipo de mujeres. La distancia entre la pasarela y la calle se ha acortado considerablemente, incluso se ha acaba de acuñar un término “novel” para sustituir al de “model”, que indica que no se trata de divas sino de mujeres que pueden transmitir un mensaje a otras como ellas.
Robyn Lawley
Todo empezó con la puesta en escena de las “tallas grande” como una silueta más dentro de los desfiles. Hace poco hemos podido ver desfilar en el Palacio de Cristal de Cibeles en Madrid a Robyn Lowley para la firma Couchel con unas medidas 93-85-107 al frente de otro plantel de maniquíes también de tallas entre la 48 y la 60. Las redes sociales han sido el potente altavoz que ha hecho cambiar muchas cosas. A ellas se atribuye que este año en la Nueva York Fashion Week haya desfilado Madeleine Stuart, la primera modelo profesional con síndrome de Down.
Esta pasión por la diversidad y para dar cancha a toda clase de mujeres ha tenido también su representación en el factor edad. Y han surgido cosas realmente sorprendentes como la noticia de que la maniquí Carmen dell Orefice, a sus 83 años, está todavía en activo como prototipo de la “belleza eterna” y sigue desafiando a todos los cánones de la moda. Casi 70 años separan su primera y última portada. Dalí la fotografió cuando tenía 14 años y gracias a su buen metabolismo y a alguna rinoplastia se la ha podido ver recientemente en la portada de la revista “New York”. Un ejemplo, menos clamoroso pero más cercano, ha sido el pase de modelos en Barcelona de Alicia Borrás, de 69 años, “Miss España 1965”, que fue en tiempos pasados la musa de Pertegaz.
Conclusión: la mejor consigna es aceptarse cada una tal como es, pero con la idea de que la moda se ocupa por fin de las mujeres "reales". El debate está ahí.