HERMÈS, ENTRE BASTIDORES
ESTILO, Marzo 2019Costurera de pañuelos
La orfebre
La primera parada fue Seattle en el año 2011 y, desde entonces, ha girado por medio planeta: París, Tokyo, Ámsterdam o Milán, por citar algunas grandes ciudades. Conocido como el “festival des métiers” (festival de los oficios), al llegar a Italia se rebautizó como “Hermès dietro le quinte” (Hermès entre bastidores). Se trata de una gran muestra organizada por la maison francesa de lujo para dar a conocer su joya más preciada: sus artesanos. El Museo del Ara Pacis, en Roma, ha sido el último puerto de llegada de la exposición, donde ha atracado entre los días 8 y 16 de marzo.
“Hermès entre bastidores” está concebido como un festival itinerante del savoir-faire. No se trata de una simple exposición, sino que ofrece al visitante la oportunidad única de encontrarse con los artesanos y observar con sus propios ojos la elaboración de diez objetos que hacen icónica a la firma, además de tener la ocasión de conversar con sus artífices -gracias al trabajo de un equipo de intérpretes- y escuchar de sus labios los secretos de su arte, y compartir su pasión y sabiduría mientras de la materia prima toman forma sus creaciones.
Entre otros, encontramos a la trabajadora de la marroquinería, que golpea con un martillo cada puntada del bolso que está elaborando para hacerla imperceptible. Más adelante nos espera la fabricante de sillas de montar, cuyo arte en la casa Hermès no es sólo construir una buena silla, sino también saber adaptarla al jinete y a la morfología del caballo. Tampoco faltan la roulotteuse, la experimentada costurera que remata los bordes de los carré, los pañuelos de seda, santo y seña de la firma, cada uno de los cuales tarda dos años y más de 700 horas de trabajo en ser confeccionado. Otros artesanos con los que conversar son el fabricante de guantes (quien nos explica cómo en 40 años han cambiado las tallas, pues las manos son hoy más grandes), el relojero, el confeccionador de corbatas o la orfebre encargada de encastrar las piedras preciosas en las joyas.
Gracias a la realidad virtual de un film grabado en 360 grados, podemos adentrarnos en la cristalería de Saint Louis, una maison fundada en 1586 y adquirida por Hermès en 1989. Allí vemos a los trabajadores del cristal convertir una fundición de cristal derretido en una copa, una jarra o un jarrón monumental. El modelo más preciado es el Versalles, bautizado así en honor a Luis XIV, el Rey Sol.
Tintes de pañuelos de seda
Pintora de cerámica
Fabricante de guantes
HERMÈS, ENTRE BASTIDORES
Dos siglos de savoir-faire
Se trata de una demostración única del arte del savoir-faire, que no sólo desvela los bastidores de una gran firma y la importancia que atribuye a sus artesanos, sino que habla también del arte de “saber esperar”, porque cada una de estas creaciones requiere tiempo, materiales, destreza, concentración e inteligencia. Detrás de cada acabado y proceso técnico, de cada pequeño detalle hay siempre un largo aprendizaje, una demostración de perseverancia, dos ojos bien abiertos y las manos sabias de un hombre o una mujer. Y todo esto hace su trabajo, si cabe, más precioso.
Sillas de montar
Cartel de la muestra
Stand de la exposición
Corría el año 1837 cuando el sillero Thierry Hermès abría en París su atelier de arneses para caballos y carrozas. En la calle Basse-du-Rempart, y más tarde en el ángulo entre Faubourg Saint-Honoré y la calle Boissy d’Anglas, del talento y la pasión del artesano nacía la larga historia de estilo y elegancia que, de generación en generación, ha marcado la moda de los últimos 180 años. De los arneses para caballos se pasó al primer bolso, la Haut à courroies, para llevar riendas y montura. Luego llegaron el revolucionario cierre con cremallera en los años de la Primera Guerra Mundial, las primeras chaquetas de golf y la pulsera Filet de selle en 1927.
Hoy Hermès es para el mundo la firma de los coloridos pañuelos carré de seda, de los míticos bolsos Kelly y Birkin (en honor de la princesa de Mónaco, y de la cantante y actriz francesa) y de los relojes que miden el tiempo con las fases lunares. Pero la atención y el cuidado por lo artesanal son, dos siglos después, los mismos de los inicios. A finales de 2018, la firma contaba con 13.800 dependientes, de los cuales más de 4.500 son artesanos.