UN GUARDARROPA SOSTENIBLE
OPINIÓN, Enero 2023Fast fashion
Moda de lujo
Las prendas de vestir con sus cambios de líneas y fuentes de inspiración ya no son el único gran objetivo de la moda. Además del interés por sus tendencias, formas y colores, la ropa está ahora cada vez más en el punto de mira de intereses ecologistas con todas sus derivaciones económicas. Por un lado se debaten temas en relación sobre la industria del lujo, y por otro hay tensiones entre la moda sostenible y las tiendas de ropa low cost.
Las ventas por internet y las plataformas digitales son puntos más a destacar en todo este panorama diversificado. Mientras tanto, crecen las iniciativas que entusiasman a unos y trastornan a otros y nos siguen demostrando que sigue en vigor aquello de que “los extremos se tocan”.
Aquí en España, con un sencillo acto en el Museo del Traje se acaba de crear la Asociación para la Gestión del Residuo Textil, sin ánimo de lucro, desde la que se trabajará de manera activa a favor de la construcción de un sistema económico y productivo de naturaleza circular, sobre la base de un cada vez más consolidado y eficiente sistema de reciclaje colectivo de residuos textiles. Una iniciativa para la que se han decidido a sumar esfuerzos, participando de la fundación en igualdad de condiciones de esta nueva asociación, las multinacionales Decathlon, H&M, Ikea, Inditex, Kiabi, Mango y Tendam y a la que se espera se sumen otras empresas textiles.
Los reclamos
Consumo de moda
Moda a granel
UN GUARDARROPA SOSTENIBLE
Hace unos meses, el gobierno francés intentó poner coto a la medida que emprendían las industrias de moda de lujo de destruir los artículos que en una, dos o a lo sumo tres temporadas no se había conseguido vender. El proyecto de ley, que no parece haber cuajado todavía, proponía multar con alrededor de 400 euros las prendas que se quemaban para evitar la caída de precios o significar un desprestigio para las grandes firmas.
Si se trata el tema de prendas de ropa a nivel popular vemos que, especialmente entre la gente joven, va cobrando un gran impulso conseguir un guardarropa de ropa sostenible, algo que por otro lado amenaza la pujanza de las tiendas low cost: son las plataforma de ventas de segunda mano a las que se adhieren firmas tan potentes como por ejemplo H&M que participa como accionista en una de ellas. El medio empleado es impulsar el reciclaje de los residuos textiles que en España solo alcanza el 10% y el 90% se deshecha alineándose, aunque con modos distintos, al procedimiento empleado con el excedente de los productos de lujo pero que tiene un mismo objetivo: destruir lo que no se vende. A medida que la protección del clima va creando nuevos modos de consumo, esta tendencia va tomando cuerpo entre las marcas y es una forma muy práctica de dar nueva vida a la ropa usada o convertir las prendas en otras distintas.
Las tiendas o cadenas de ropa también ensayan sus métodos personales para vender al máximo y no tener que lidiar con los excedentes, pero aquí entra en funciones un elemento imprescindible: los consumidores, que tienen que aceptar los planteamientos previstos y… secundarlos honradamente. Hace ya un tiempo leía en el periódico que el grupo Inditex de Zaragoza pedía dos años de cárcel para una clienta que, aprovechándose de la política de devoluciones en el plazo de un mes y con un hábil recambio de etiquetas, devolvía como nuevas prendas que había usado previamente. Se trataba de vestir con las últimas novedades a coste cero con un procedimiento que no tiene nada de moderno: la estafa, en este caso la “estafa continuada”.
La compra responsable
Parece lógico también preguntarse: ¿y no puede darse también la estafa al consumidor? Por supuesto, y aquí nos enfrentamos con la venta online, una práctica segura si se toman medidas para evitar los posibles fraudes teniendo en cuenta su espectacular desarrollo. En estos momentos 7 de cada 10 internautas utilizan el sistema de compras online. Como medidas a tomar podemos señalar la primera: ¡cuidado con los chollos! Si una oferta parece demasiado buena para ser cierta, posiblemente no lo sea. Tomar también otras medidas que aconseja la prudencia como verificar el registro de la empresa, prestar atención a los gastos de envíos o tasas adicionales, o sospechar si nos piden más información de la necesaria.
Por fin llegamos al reducto más íntimo del consumidor: el propio armario, el último eslabón donde tiene que prosperar el producto ropa. Aquí tampoco puede haber excedentes inutilizados en forma de prendas que se quedan colgadas en el armario hasta años sin darles una salida práctica. En este terreno juega un gran papel el orden personal con el control de lo que tenemos y necesitamos que suele ir en paralelo al orden en la mente y en la propia vida. Quizás a todos los niveles y ante los nuevos retos podamos encontrar soluciones más económicas, dignas y solidarias para sacar el mejor partido al producto más utilizado por los seres humanos: la ropa.