ADOLFO DOMÍNGUEZ, PREMIO NACIONAL DE MODA
NOTICIAS, Noviembre 2019
Adolfo Domínguez

La reina con un vestido de AD
Adolfo Domínguez está viviendo una epoda dorada. Recientemente hemos podido dar la noticia de su vuelta a las pasarelas después de 10 años de ausencia y de su original desfile por las calles de Orense, su ciudad natal. Ahora vuelve a ser protagonista de una importante noticia. Ha recibido el Premio Nacional del Diseño de Moda que cada año desde el 2009 concede el Ministerio de Cultura. El Jurado, presidido por el Director General de Bellas artes, Román Fernández-Baca Casares se lo ha concedido “por su significación en la Historia contemporánea de la moda en España”.
Adolfo Domínguez es el precursor de la magnífica cantera de diseñadores gallegos que tanta influencia han tenido en la moda. Estudió Filosofía y Letras en la Universidad de Santiago de Compostela, después en París coincidiendo con las profundas convulsiones del Mayo francés y finalmente en Londres. De regreso a su tierra, decidió partir de la pequeña sastrería que tenía su padre para crear su empresa. Esta decisión fue el motor que conduciría al imperio económico con tiendas en muchos lugares estratégicos de la moda mundial.

En su taller

Diseños de su última colección

Adolfo con su familia
ADOLFO DOMÍNGUEZ, PREMIO NACIONAL DE MODA
En 1980 lanzó su célebre slogan “la arruga es bella” que se convertiría en las señas de identidad de su firma y él mismo reconoce que le sería muy difícil encontrar otra frase con tanta capacidad de arrastre. Sus éxitos en los años 80 le llevaron a vestir a la serie americana “Miami Vice” y en los 90 diversificó su negocio con sus líneas de perfumes.
Su entorno familiar ha estado siempre muy ligado a sus éxitos. Ha tenido el apoyo continuo de su mujer Elena y actualmente el trabajo de sus hijas Adriana, Valeria y Tiziana continúa la trayectoria de la firma. La mayor Adriana es la consejera delegada, Tiziana se ocupa de tareas de diseño y Valeria está inmersa en asuntos derivados de la tecnología.
Para Adolfo Domínguez, el rigor y la sencillez de la moda es fundamental y opina que esta debe girar en torno a la belleza. Le enamoran la armonía y las proporciones de la línea y no le va el culto al feísmo, a lo “cutre”. Para él la gran arma de seducción es la belleza que coloca, en su jerarquía de valores, por encima de la organización y la eficacia.