EL DESLUMBRANTE VESTUARIO DE "EL CASCANUECES"

El séptimo arte está de estreno y de estreno deslumbrante. Ya está en la gran pantalla la película de Disney de estas Navidades: "El Cascanueces y Los Cuatro Reinos", una historia llena de magia ambientada en 1879 y basada en el cuento clásico de Hoffmann y en el “Ballet del Cascanueces”. Producida por Disney y dirigida por Lasse Hallström, una de las cosas que más ha llamado la atención de esta producción familiar, es su extraordinario vestuario, realizado por Jenny Beavan junto por la no menos fantástica creativa en peluquería y maquillaje Jenny Shircore, que ya intervino en películas como "La Bella y la Bestia" y "Elizabeth".

Ambas han creado unos imaginativos looks para la protagonista y los personajes de los Cuatro Reinos, además de los papeles secundarios inspirados en la era victoriana y del magnífico Ballet clásico cuyos decorados recuerdan a un huevo Fabergé. 

La historia comienza en una triste Nochebuena en que la familia de Clara (Mackenzie Foy) está de luto por la muerte de la madre. Esa noche, Clara recibe un regalo póstumo de su querida madre, pero debe hallar la llave especial que abra el regalo. Al seguir un extraño cordón dorado, entra en un extraordinario mundo paralelo, maravilloso y peligroso a la vez. Allí, Clara conoce a un soldado llamado Phillip, el Cascanueces de la historia, y a los regentes que presiden los Cuatro Reinos: la Tierra de los Copos de Nieve, la Tierra de las Flores y la Tierra de los Dulces, y el inquietante Cuarto Reino, donde vive la tirana Madre Jengibre.

Jenny Beavan, creadora del soberbio vestuario de la película, hizo para Clara cinco looks muy especiales. Al principio, como está de luto, sólo lleva un pichi oscuro con un cinturón, que luego cambia por un vestido de tafetán de seda color lila con organza y gasa, con un lazo a modo de pequeño polisón, muy etéreo para ir a la fiesta de su padrino Drosselmeyer. Más tarde, en su fantástico viaje de búsqueda, Clara aparece con otro vestido de corte imperio, dorado y crema hecho de brocado de seda, organza color crema, seda dorada y malla dorada decorado con perlas, oro y diamantes. Beavan dice: "Es el tipo de vestido que verías en una ilustración de cuento de hadas”. 

La protagonista vuelve a cambiarse cuando decide aventurarse en el Cuarto Reino para enfrentarse a la Madre Jengibre. Su uniforme militar, estilo húsar, con guerrera de terciopelo verde, falda de lana roja y trenzados dorados, se asemeja al de un soldado de plomo de juguete. Son tonos muy navideños. 

La culminación del vestuario de Clara es un vestido y capa de coronación, de estilo victoriano. Es en tonos pálidos, delicado y luminoso, con una variedad de telas que incluye organza metálica con estampado oro y lila, organza metálica plateada, organza de color crema con estrellas bordadas, malla dorada y lila, seda blanca, encaje blanco y una malla color plata brillante. Beavan dice: “Tenía que ser ese vestido mágico que quieren todas las niñas. Pusimos luces de LEDs en la falda. Son capas y capas que atraviesa la luz”. Este impresionante vestido exigió el trabajo de 13 personas al mando de Jenny Breavan durante más de 350 horas. La falda está compuesta de 127 piezas de gasa de seda, lleva 22 metros de cadena de diamantes y 348 metros de hilado de oro y plata. También 1.800 cristales incrustados alrededor del borde de la capa y 2.500 cristales de Swarovski en el vestido. Y el vestido destella también gracias a sus 1.428 lucecitas LED. 

EL HADA DE AZÚCAR 

Otro de los personajes principales que aparece en casi todo el metraje es el Hada de Azúcar (Keira Knightley), regente de la Tierra de los Dulces, cuyo cabello es como el algodón rosa de azúcar con hebras de cinta dorada a semejanza de hilos de caramelo. Lleva un vestido del color del azúcar cristalizado, elaborado con organza metálica de color rosa, lila, morado, plata y oro, con malla en diferentes tonos de rosa y satén de seda morado. El vestido también tiene bordados plateados, trenzados plateadas y diamantes cosidos, además de cuentas rosadas, perlas y lentejuelas. “Queríamos que el vestido tuviera mucho movimiento –dice la diseñadora-, así que está hecho de capas de pequeños abanicos plisados, unos 200”. Es el vestido más voluminoso de todos y se empleó más de 100 metros de tela y 1.000 horas de trabajo. 

La Madre Jengibre (Hellen Mirren), como regente de lo que una vez fue la Tierra de las Diversiones, tiene un estilo circense abandonado y descuidado. Al principio, aparece como un personaje con una falda como una carpa de circo. Pero dentro está la verdadera Madre Jengibre, una marioneta descuidada y rota. Lleva una camiseta vieja, polvorienta, con jubón y un par de pantalones y botas. Para ella se creó un atuendo exótico y colorido hecho de telas de tapicería y trenzados que encontraron en mercadillos, pero donde manda el tono del jengibre. 

Drosselmeyer (Morgan Freeman), el padrino excéntrico de Clara, lleva un abrigo largo y oscuro con piezas bordadas y un parche en el ojo. El Capitán Phillip (Jayden Fowora-Knight) viste un uniforme de soldado muy brillante que le asemeja a un soldado de juguete de hojalata pintado. Se elaboró con lana roja, algodón, pasamanería trenzada dorada con borlas y casco dorado. 

Gélido (Richard E. Grant) luce un traje plateado y brillante, como el hielo que representa como regente de la Tierra de los Copos de Nieve. Los botones del traje de Gélido se hicieron a mano y sus medias brillan. Pero no hay blancos puros sino grises, plateados y azules. Espino (Eugenio Derbez), el regente de la Tierra de las Flores, viste traje florido típico del rococó con volantes y botones de flores. Las medias se pintaron a mano con un diseño floral que sube por las piernas. En el traje predomina el color verde y madera con muchas flores bordadas en rosa, lavanda, lila y amarillo. 

El mágico Ballet del Cascanueces, con música de Tchaikovsky, y todos los demás personajes reales de los reinos están inspirados en las figuritas, marionetas y juguetes del siglo XVIII. El vestuario, maquillaje y peluquería, además de los sets de rodaje, creados por Guy Hendrix Dyas, son una mezcla de realidad y fantasía, con un derroche de imaginación que es un regalo para los ojos de pequeños y mayores. 

Fotos: Laurie Sparham (©Disney)